En 2010, luego de la aprobación en el VI Congreso del PCC de los Lineamientos de la Política Económica y Social, se autorizan 178 actividades laborales para ejercer de manera privada por los ciudadanos y comienza en ese momento el desarrollo acelerado del cuentapropismo cubano.

Esta decisión tiene sus antecedentes en la aprobación del Decreto-Ley 141 del Consejo de Estado y de Ministros en 1993 donde se establece el surgimiento del cuentapropismo en el contexto nacional. Apenas un año después de la entrada en vigor, esta forma de gestión contaba con más de 120 mil trabajadores, cifra que se mantuvo relativamente estable por más de una década.

En septiembre de 2013 se establecen nuevas actividades, que llegan a 201, con las resoluciones 353, 41 y 42 del Ministerio de Finanzas y Precios y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, publicados en la Gaceta Extraordinaria No. 27. A partir de esta medida se elevó del año 2013 al 2014 el número de licencias de 370 161 a 504 139, un aumento de 36.19%.

Esta forma de gestión, según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, ocupa actualmente al 12% de los empleados del país, que representan el 5% de la población cubana. En total hay 567 982 personas afiliadas, de ellos el 32% son jóvenes, el 33% son mujeres, el 16% trabaja también de forma estatal y el 11% son jubilados.

El cuentapropismo ha transitado un camino accidentado, lleno de tensiones, dudas, avances y retrocesos que se ha debatido entre lo bueno y lo malo, entre lo necesario y lo dañino, entre el empoderamiento económico de una parte de la población por un lado y la agudización de las diferencias sociales por otra. Hoy continúa el análisis.

En los últimos siete años, las contradicciones han sido evidentes en un un proceso de experimentación que forma parte de la actualización del modelo económico que, entre sus objetivos, busca revertir problemas estructurales de la economía cubana. Destacan ejemplos como la prohibición de la venta de ropa y calzado importado actividad que se realizaba bajo la licencia de modista o sastre, a altos precios pero con gran demanda. Estos negocios ocasionaban la importación masiva y desordenada de mercancías, y la evasión de divisas del país.También fueron eliminadas las salas de cine particulares.

Hace algunos meses, en medio de una discreta rebaja en el precio del combustible, el Gobierno de La Habana aprobó limitar el precio de los viajes en el transporte manejado por los cuentapropistas. Esto ocasionó molestias e inconformidades a los choferes y por transitividad a la población. Después de varios días y del retiro de muchas licencias, la medida fue ignorada y todo continuó tal como estaba. Solo demostró falta de previsión en los organismos estatales que controlan la actividad y cierta impunidad de los cuentapropistas.

Lo más reciente fue la Resolución 22/2017 publicada en la Gaceta oficial No. 31, que limita el otorgamiento de algunas licencias de manera temporal y suprime otras actividades contenidas en las normativas vigentes. Esta regulación debe ser secundada por otras, pues se anunció un perfeccionamiento en curso del ejercicio de estas actividades en sentido general.

Hasta el momento, el empleo por cuenta propia se ha desarrollado de manera desordenada, con un alto grado de incertidumbre, un marco jurídico construido sobre la marcha que soluciona los problemas ocasionales y sin estrategia alguna de desarrollo, en todo caso de contención. Sin embargo, con especificidades que complejizan el análisis, es notable su impacto social y económico en la sociedad cubana.

Cada provincia cubana tiene sus propias dinámicas y necesidades en dependencia de factores culturales, sociales, económicos y hasta demográficos; por eso, el otorgamiento de licencias varía de una a otra. Iniciando el 2017, las provincias con más licencias para el trabajo por cuenta propia con respecto al total del país fueron La Habana (29.26%), Matanzas (8.11%), Holguín (7.75%), Villa Clara (7.46%) y Santiago de Cuba (6.9%).

De hecho, el factor demográfico en muchos casos ha sido decisivo. En comparación con el censo realizado en 2012, se denota que existen actividades típicas en provincias con mayor población urbana y otras más propias de zonas rurales.

Por ejemplo, La Habana en 2011 poseía el 28% del total de licencias para la actividad por cuentapropia de ese año. Estas cifras son comprensibles cuando se toma en cuenta que La Habana, como capital nacional, resulta el destino final de gran parte de la emigración interna, por lo que acaparaba en esa fecha el 18.9% de la población total y un 25% de la urbana; además, concentra las mayores entidades nacionales y es un punto importante del turismo.

En consonancia con esos datos, las principales actividades que se realizan en esa urbe son propias de las ciudades y entre ellos destaca la acumulación significativa de elaboradores y vendedores de alimentos en sus distintas variantes, así como trabajadores dedicados a sectores como la construcción, los servicios o la venta de productos agrícolas.

Por otra parte, algunas actividades que están más relacionadas con el contexto rural tienen mayor relevancia en la región oriental. Si analizamos que la provincia de Holguín representaba en 2012 el 13.4% de la población rural cubana, seguida por Granma (12.4%), Santiago de Cuba (11.6%), Pinar del Río (7.9%), Las Tunas (7.3%) y Guantánamo (7.3%), no sorprende que Holguín tenga la más alta presencia de licencias para elaboradores o vendedores de yugos y frontiles (22 personas – 38% del total del país). Mientras, la mayoría de los leñadores en Cuba ejercen su función en la provincia de Guantánamo (14.13%).

No obstante, existen excepciones en algunos casos. Por ejemplo, la provincia de Villa Clara, que tiene menor densidad de población rural, cuenta, a su vez con la mayor cantidad de licencias expedidas para trabajadores por cuenta propia dedicados a las labores de herrador de animales o productor-vendedor de herraduras.

Asimismo, otras provincias rompen la lógica demográfica. En ese grupo sobresale Matanzas. En el 2012 residían en el territorio, alrededor del seis por ciento de los cubanos, y, sin embargo, contaba con 23 192 licencias. Esto hizo que durante el periodo 2011-2016 haya mantenido la segunda mayor cantidad de cuentapropistas en el país. Sin embargo, cuenta con el polo turístico de Varadero que genera muchísimas posibilidades de empleo. No asombra que cerca del 40% de las licencias para artesanos en Cuba estuvieran localizadas en esa provincia.

Además, un análisis similar muestra que en Holguín y Villa Clara, donde existe una fuerte presencia de turismo internacional, hay también una gran cantidad de cuentapropistas.

Por otra parte la provincia con mayor cantidad de licencias de cuidador de enfermos, incluso más que la capital, es Villa Clara, con 372 personas dedicadas a esa labor. Tal cifra se explica pues, según el último Censo de Población y Vivienda, Villa Clara es la provincia del país con mayor índice de envejecimiento poblacional.

Entre las actividades más comunes a inicios del 2017 se encuentran, por ese orden, los trabajadores contratados, las actividades relacionadas con la elaboración y venta de alimentos (sin incluir los trabajadores contratados), el transporte de carga y pasajeros (incluyendo a los trabajadores contratados en esta actividad), las vinculadas al arrendamiento de viviendas (incluyendo a los trabajadores contratados en esta actividad) y la poco nombrada agente de telecomunicaciones, que ocupa el quinto lugar (3ro si se consideran las actividades de manera individual).

En 2013, se aprobó la figura del Agente de Telecomunicaciones. Hasta enero de 2017 existían 24 523 licencias, más del 4% del total emitidas. En la práctica, esta modalidad permite llevar a la comunidad algunos de los productos y servicios de telecomunicaciones más demandados como la venta y recarga de tarjetas propagadas de telefonía fija, telefonía móvil y acceso a Internet, cobro de la factura telefónica, y el servicio de llamadas telefónicas locales y de larga distancia nacional e internacional. El servicio del Agente de Telecomunicaciones ha sido bien recibido por la población, y su demanda ha aumentado a partir de la creación de las zonas Wifi en Cuba, en julio de 2015.

Por otra parte, entre de las 201 categorías autorizadas hasta el primer semestre de 2017 existen algunas llamativas debido a su poca aceptación, rareza o incluso poca correspondencia con la realidad social.

Podemos decir que entre las actividades menos populares se encuentran: afinador y reparador de instrumentos musicales, cantero, cuidador de animales, cuidador de parques, limpiador y reparador de fosas, peluqueros de anímales domésticos, reparador de artículos de cuero y similares, reparador de bastidores de cama, reparador de baterías automotrices, reparador de monturas y arreos, reparador de muñecos y juguetes, restaurador de obras de artes, teñidor de textiles, tostador, quiropodista, elaborador vendedor de jabón, betún, tintas, sogas y otros similares, reparador de instrumentos de medición y reparador montador de equipos para el bombeo de agua con menos de cien personas en todo el país.

Existen otras actividades que solo se desarrollan en La Habana, y están asociadas a la Oficina del Historiador de la Ciudad, por ejemplo: cartomántica (8), peluquera peinadora de trenzas (12), pelador de frutas naturales (9), vendedoras de flores artificiales (36), y anticuarios (5), según indican las cifras del inicio del 2017.

También en La Habana predominan las peluquería de animales con un 73% del total. Al parecer, en la capital son mejor aceptadas las mascotas con estilo.

Otro dato curioso tiene que ver con la cantidad de licencias de gestor de permutas y compra-venta de viviendas, en La Habana esa actividad es mucho mayor que en el resto del país, con 150 personas. Lo anterior se infiere por el hecho de ser la capital sinónimo de cosmopolitismo y oportunidades para las personas de otras provincias así como el principal mercado de bienes raíces del país.

En Holguín, por ejemplo, destaca la presencia de los aguadores, debido a problemas en la distribución del agua, pero también a un factor cultural. En Villa Clara se encuentra la mayor cantidad de poceros cuentapropistas (28.19% del total). Si dudas se trata de ciudades con una larga historia asociada a la sequía, el cuidado y distribución personalizada de las aguas, pero no son las más afectadas en la actualidad por este tema.

En Holguín también llama la atención la ausencia de algún cuidador de parques, a pesar de que su municipio capital sea conocido como la ciudad cubana de los parques. Asimismo, sin una lógica aparente, existen un número alto de licencias de curtidor de pieles (46.5% del total de curtidores) en esa ciudad.

Es válido resaltar, además, que hay tres licencias entre las autorizadas –conserje, trasquilador y vendedor de prensa- que no cuentan con ningún trabajador asociado a ellas. En el caso de los vendedores de prensa, resulta paradójico pues en cualquier ciudad encontramos personas que ofertan las ediciones más recientes de la prensa cubana.

Con las nuevas prohibiciones que ha emitido el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y con las nuevas medidas que aún están por llegar, el análisis del cuentapropismo en Cuba resulta incompleto ahora mismo, y su futuro, incierto. Habría que retomar este análisis en próximas fechas.

*Los datos utilizados fueron entregados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social a pedido de los autores. Las actividades por Cuentapropia se reflejan con los nombres tal como aparecen en la base de datos suministrada. Por este motivo, algunas actividades como el arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios aparecen como actividades independientes. Hay otras que no aparecen en las resoluciones relacionadas con el Trabajo por Cuentapropia. Los datos fueron procesados por el el equipo de Postdata.club y pueden ser consultadas en este documento en formato JSON.

**Este trabajo fue el resultado del proyecto final de clase de dos estudiantes de la asignatura optativa Periodismo de Datos que se imparte por el equipo de Postdata.club a estudiantes de 3er año de la carrera de Periodismo de la Universidad de La Habana.